viernes, 30 de octubre de 2015

Cuaderno de viaje: el regreso

Nos quedaban muchos kilómetros por delante para volver a casa. No queríamos que terminara porque habíamos vivido unos días intensos, aprendido muchas cosas y hecho nuevos amigos de los que no queríamos separarnos.

¿Por qué, para qué estos viajes tan largos?

Mira la cara de tu hijo o de tu hija y pregúntale por sus recuerdos, hoy, que ya han pasado unos días del regreso. ¿Qué es lo que recuerda? ¿Que le cansó el viaje? ¿Que no le gustaba el puré? ¿Le molestó quizás la lluvia del primer día? ¿La mala impresión del albergue? No... Seguramente recordará las risas y los amigos, pero también las piedras y su historia que conoció. Tanto que alguno me dijo una tarde que quería estudiar las piedras. ¿Futuros historiadores? ¿Arqueólogos? Quién sabe... Pero de alguna manera este viaje ha sembrado inquietudes, y de eso se trata: mostrarles el mundo más allá de los límites conocidos para insuflarles deseo de conocer más, de tener aspiraciones, de llegar lejos, de dejarse la piel para ser lo que uno desea y no conformarse, porque no hay límites, los límites sólo te los pones tú.

Estamos contentos por muchos motivos incluido haber conseguido el objetivo que acabo de referir. Contentos y orgullosos por lo bien que se han portado, porque siempre dejan alto el listón de los alumnos del CRA. También por las buenas relaciones que han reinado, tanto con los adultos como con sus iguales, porque han sido respetuosos, porque han aprendido a esperar, porque han aprendido a cuidar de sí mismos sin la omnipresente figura de mamá y papá y eso los hace más capaces, porque se han administrado su ropa, su aseo, su dinero, su comida, su descanso, y todo ello han sabido hacerlo bien. También por el desvelo, delicadeza, sensibilidad y ternura con el que han tratado a nuestro Lorenzo de La Lapa, sobre todo su inseparable Adrián. Lorenzo ha sido un ejemplo de superación, de integración y de normalización. Es un tío grande. Como lo fue el curso pasado nuestro Alejandro de Atalaya que este año no pudo venir. Nos hemos acordado mucho de los que no han estado y ya, desde ya mismo, estamos buscando la manera de aprovechar cualquier nueva oportunidad de repetir. Por todo lo dicho y por lo que me pueda olvidar. Todo positivo.

Así que muchos llantos. No, en realidad eran "berreos" cuando se separaron de sus amigos. Después de los abrazos, los unos se acordaban de los otros...




... y los otros de los unos.


Hasta la próxima, amigos.



1 comentario:

  1. Qué viaje más inolvidable. Y parece que no, pero cuando somos pequeños, estas experiencias nos van quedando en nuestra retina en forma de imágenes, en nuestra memoria en forma de recuerdos, pero sobre todo vamos creciendo y descubriendo qué lugar único tenemos reservado en este mundo.

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