viernes, 30 de octubre de 2015

Cuaderno de viaje: día 5




A través del follaje perenne
Que oír deja rumores extraños,
Y entre un mar de ondulante verdura,
Amorosa mansión de los pájaros, 
Desde mis ventanas veo 
El templo que quise tanto.


Estos profundos versos de Rosalía de Castro nos abren la entrada de hoy, cuando entramos en su templo, su casa, su despacho, su dormitorio; las cosas que tocaron la mano de la brillante escritora; no la única, porque tuvo muchas residencias, pero no dejó de emocionarnos el lugar y lo que nos contó la guía.

La actividad estrella de la jornada fue el paseo en barca por la ría de Arosa y la visita a las bateas donde tienen los criaderos de mejillones y vieiras. Con simpatía a raudales nos mostraron el proceso de crianza y pudimos ver a través de ventanales del barco el fondo con los moluscos bivalvos. Luego les dimos de comer a las gaviotas ¡Fue fantástico! También nos dieron prismáticos para poder otear la costa de la ría.

Antes de comer aún teníamos que visitar la conservera Amegrove, donde nos explicaron el proceso de lavado y desinfectado de los mejillones que descargan temprano. Unas piscinas de agua marina clorada hace que se eliminen todas las bacterias y que llegue a nuestra despensa en perfecto estado para ser consumidos sin temor. También vimos el laboratorio y los "cocimientos" que allí se llevan a cabo por especialistas para mejorar las condiciones de conservación.

Por la tarde elegimos ir a Combarro en lugar de Pontevedra. Es un bonito pueblo costero de calles empedradas, cruceiros, fuentes... Y bajamos un ratito a la playa, donde Lorenzo no dudó ni un segundo en ponerse a hacer un castillo.

Ya terminábamos... Al día siguiente tendríamos que regresar a casa. Ohhhhhhhhh...

Mira qué fotos aquí.

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