Ni los cantos de sirena de fiestas foráneas ni el mal tiempo
nos hace desistir de festejar nuestra Chaquetía, aquellas tradiciones con las
que crecimos los que somos adultos y que guardan para nosotros ese sabor a lo
nuestro, lo genuino, nuestras raíces y que queremos transmitir a nuestros niños
y niñas para que no mueran en el abandono.
Rescatamos aquellos juegos de grupo en la calle o alrededor
de una lumbre que siguen haciendo disfrutar a nuestros niños tanto como a
nosotros. Juegos sencillos, divertidos, inocuos que desarrollaban la
creatividad, la habilidad, el compañerismo y que no costaban dinero.
Porfiamos con el olvido recordando el sonido que producen
calderos, botellas de anís El Mono, cucharas, un almirez, gracias al grupo de folclore
de Valverde de Burguillos que todos los años muestra a los niños las canciones
de nuestro patrimonio histórico-artístico.
Disfrutamos de juegos de maña e inteligencia porque Juan comparte
con nosotros un montón de ellos que forman parte del museo particular que tiene
en su casa en Valverde.
Aprendemos a trenzar asientos para sillas de enea, las que
había en las casas de todas las abuelas, con juncos, gracias a Santi, el
sillero de Alconera.
Nos ensuciamos las manos mientras sentimos la textura del
barro y nos sorprendemos de lo que podemos moldear en ese torno de alfarero que
gira y gira.
Verónica, la gestora cultural de Atalaya, nos muestra la
exposición conmemorativa sobre Platero y yo y nos regala unos marcapáginas para
nuestras lecturas. ¡Qué importante es leer!
Algunas mamás son expertas bordadoras y encajeras de
bolillos. Nos enseñan que no es tan difícil y descubrimos lo que atrae a
nuestros chicos, ¡más que nuestras chicas! Será que nunca les dejamos a ellos
acercarse a esos menesteres…
La asociación de mujeres de Atalaya nos enseña su técnica de
decoración de cristales. Ellas han hecho las vidrieras de la Parroquia del pueblo
y nos ha gustado mucho este arte que requiere paciencia y buen pulso.
Las familias de nuestro alumnado se han esmerado para que
todo salga perfecto y no falte un buen desayuno y las frutas típicas del otoño,
los casamientos, el dulce de membrillo, las castañas asadas. ¿Casamientos? Claro,
el higo seco que se abre para meter la nuez pelada ¡Qué rico!
¡Cuántas cosas bonitas! Y todo esto no hubiera sido posible
si la alcaldesa de Atalaya no nos hubiera dado todas las facilidades para
cobijarnos del mal tiempo poniendo a nuestra disposición todos los espacios del
pueblo. Tampoco sin la colaboración de las personas que hemos mencionado y que
han dedicado su tiempo de forma generosa a nuestros niños y niñas con auténtica
satisfacción. Y tampoco sin la colaboración entusiasta de la AMPA que se reúne
con nosotros para organizar todo conjuntamente y que no falte de nada. Mil
gracias a todos ellos.
Y que todo esto ha sido bonito nos lo cuentan las caras de
nuestros niños que se han llevado para casa un grato recuerdo. Y si no,
comprobadlo vosotros mismos en las fotos
que podéis ver en el enlace.
https://photos.app.goo.gl/kLyatJXERpAdKh8w6
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¡El año que viene más!
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