¡DE VIAJE A SEVILLA!
Podríamos haber quedado los aprendizajes en las paredes del aula; haber estudiado al autor, su obra, su espacio y su tiempo con pesados volúmenes de Historia del Arte; podríamos también haber visto sus cuadros en la pizarra digital; … Pero una vez estudiado todo eso en clase, decidimos (porque tenemos la suerte de estar muy cerca) poner rumbo a la ciudad que vio nacer hace nada más y nada menos que cuatrocientos años, a uno de los grandes del Barroco: Bartolomé Esteban Murillo.
Con la mochila repleta de bocatas, zumos, paraguas (porque el cielo aún seguía algo oscuro pese a estar a últimos de mayo) y muchas chuches (importante siempre que se trate de una excursión), llegábamos a Sevilla para disfrutar de una agradable excursión que tenía como fin poner en práctica todo aquello que habíamos estudiado durante más de un mes.
El hermoso recorrido de ida al museo nos llevó por las preciosas calles de una ciudad llena de vida y de historia. Tuvimos la suerte de pasear por los Reales Alcázares que fueron en su día suntuoso palacio fortificado; las estrechas calles de una judería que presenció la leyenda de la “fermosa judía Susona”; una catedral con su alminar rematado con campanas que supusieron uno de los mayores proyectos de la cristiandad; el hermoso Archivo de Indias donde duermen los legajos que en su día recogieron los productos que llegaban rio arriba de la Nueva España; un Ayuntamiento que albergaba una de las obras de arte de la orfebrería cofrade;…
Y por fin el Museo de Bellas Artes de Sevilla, un antiguo convento mercedario que nos mostraba obras espectaculares ordenadas cronológicamente desde la Edad Media hasta el siglo XX. Catorce salas en las que pudimos contemplar bellas esculturas y hermosos cuadros de los más variados artistas. Pero sin duda, lo que más llamó nuestra atención fue la sala V donde se exponía la gran obra de un pintor universal.
La bella Plaza de España, gran obra que arquitecto Aníbal González diseñara para la Exposición Iberoamericana de 1929, nos permitió un descanso merecido tras una jornada de mucha actividad.
Llegábamos a casa sin bocatas, sin zumos, con menos chuches, con el paraguas sin abrir, pero repletos de emoción al poder vivenciar las obras tan trabajadas en clase. ¡Feliz 400 cumpleaños, Murillo!
Puedes ver todas las fotos aquí:
https://drive.google.com/open?id=1CyiYaxFRjPmRLSCc4qNtkK3y5Otq4PH8
Y aquí nuestra guía didáctica: